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16/06/2019

Primer campeonato de Crop Ranking

El marco de la Expo Santa Rita 2019 fue aprovechado para reconocer a los productores que sobresalieron en la primera Competencia de Alta Productividad en Soja, organizada por la fundación Crop Ranking. El evento fue realizado el 10 de mayo, en el stand de la Central Nacional de Cooperativas (Unicoop).

Crop Ranking inició su trabajo dos años atrás, con el principal objetivo de propiciar la competencia de alta productividad en soja, explicó la Ing. Raquel Cáceres, presidente y cofundadora de la organización. Con esta iniciativa se busca generar información, mediante la identificación de experiencias exitosas que puedan ser replicadas por otros productores agrícolas.

La ingeniera señaló que el mercado está abarrotado de informaciones de todo tipo, lo que muchas veces lleva al productor a tomar decisiones que no son las más acertadas. Por esta razón, Crop Ranking se propuso recabar datos que puedan ser analizados, y difundir las experiencias más positivas. “Todo eso nos parece muy interesante, por sobre todo la generación de información científica”.

Crop Ranking cuenta con un comité evaluador compuesto por técnicos expertos en diferentes áreas. Este se encarga de recabar todos los datos de casos exitosos, que posteriormente son analizados a profundidad para generar presentaciones sobre casos reales en Paraguay.

Además del trabajo correcto de los productores en sus respectivas parcelas, la competencia destaca al técnico que lo asesoró para lograr la máxima productividad. “También queremos que el técnico pueda desarrollarse en su máxima expresión como profesional.”

Para la Competencia de Alta Productividad en Soja, Crop Ranking tuvo como aliada a la Cooperativa de Producción Agropecuaria Naranjal Ltda. (Copronar). La primera edición fue un plan piloto, en el que participaron únicamente productores asociados a la entidad cooperativa.

Darci Bortoloso, presidente de Copronar, valoró la iniciativa de Crop Ranking, ya que incentiva al agricultor a mejorar su rendimiento, mediante la incorporación de las prácticas agrícolas adecuadas. “Si miramos el precio de la soja, el camino es disminuir el costo de producción y aumentar el rendimiento. Es la única salida. Nosotros tenemos que seguir cuidando de la tierra y aumentar la producción para poder mantenernos en la actividad”.

Condiciones

El primer requisito para participar en la Competencia de Alta Productividad en Soja es contar con la licencia ambiental, señaló la Ing. Raquel Cáceres. Se solicita igualmente un análisis del suelo. Por otra parte, los productores deben estar patrocinados por una empresa. “Esas son básicamente las condiciones. Los que participaron son productores modelos, con un determinado nivel de productividad”.

La ingeniera señaló que el primer concurso fue un plan piloto que desarrollaron en forma conjunta con Copronar. Inicialmente la idea fue organizar una competencia pequeña, con pocos participantes, de manera a poder calibrar las herramientas. Sin embargo, la primera edición ya tuvo una gran respuesta, con la inscripción de 32 productores.

Para la segunda Competencia de Alta Productividad en Soja, que ya incluirá a productores de todo el país, Crop Ranking espera la inscripción de 150 a 200 participantes. Cáceres señaló que esta actividad es todavía nueva en Paraguay, pero que a nivel de Latino América existen experiencias sumamente interesantes, en las que contribuyó en el incremento de la productividad. “En el caso de Brasil, por ejemplo, incidió positivamente en un aumento del 5%, año tras año”.

Resultados del primer concurso

Erni Schilndwein logró el mejor rendimiento en la edición Copronar, con una producción de 5.122 kilogramos por hectárea. En el evento dieron una breve reseña de este productor, que llegó a Paraguay en el año 1984 con el sueño de construir una familia, trabajar la tierra y tener una buena calidad de vida.

A finales de la década de 1980, Schilndwein comenzó a implementar el sistema de siembra directa, práctica que le concede seguridad y le permite obtener rendimientos satisfactorios, incluso en campañas que fueron afectadas por factores climáticos adversos.

El productor destinó para la competencia un área de 7,5 hectáreas del establecimiento San Antonio, ubicado en Avaí, departamento de Caazapá. En esta superficie logró un promedio de 5.122 kg/ha. La media general en la propiedad, que tiene 750 hectáreas, fue de 4.080 kg/ha en la zafra 2018-2019. En el lugar, éste productor cultiva soja, trigo, maíz, avena, nabo, entre otros rubros.

La variedad sembrada en el área que entró en competencia fue la DM 62R63 STS RSF, de ciclo de crecimiento indeterminado. La siembra se realizó el 29 de setiembre del 2018, con una población estimada de 277.775 plantas por hectáreas. La población final fue de 250.000 plantas por hectáreas. La cantidad de semillas por metro fue de 12,5 a un espaciamiento entre líneas de 45 centímetros. Se utilizó una plantadora Planti Center, a una velocidad de 5,5 km/h. La condición para la calidad de siembra fue del 85%, en un rango de 1% al 100%.

El análisis del suelo se realizó el 13 de marzo del 2017. Posteriormente se llevó a cabo una corrección con calcáreo a tasa variable. En el cultivo anterior a la soja, que fue trigo, se fertilizó el área con 220 kg/ha de 12-23-00 y 100 kg/ha de sulfato de amonio (21-00-00). La fertilización base fue con 215 kg/ha de 04-03-10. No se realizó fertilización de cobertura y tampoco se emplearon acondicionadores de suelo

Las semillas sembradas fueron tratadas con inoculante, en una dosis de 1,5 con protector (Bradyrizobium sp.). También recibieron los fungicidas metalaxil, fludioxonil, y tiablendazo; y los insecticidas ciantraniprole y thiametoxan.

Las pulverizaciones en el área fueron realizadas en horarios nocturnos, principalmente. Se empleó un equipo con capacidad de 3.000 litros. Para herbicidas, el caudal de agua fue de 120 litros; y 150 litros para fungicidas.

Para la desecación se utilizó 2,5 litros de paraquat en trigo. No se emplearon herbicidas pre-emergentes. En post-emergencia se aplicó 0,7 litros de Cletodim, acompañado de un coadyuvante; y 1,7 litros de glifosato. Para el control de enfermedades se realizó cinco aplicaciones de diferentes activos químicos; y seis pulverizaciones para el manejo de insectos, especialmente chinches y orugas.

En lo referente a la nutrición foliar, en el área se realizaron dos aplicaciones de cobalto, molibdeno y aminoácidos, en V3 y V4. Se aplicó igualmente un multi mineral (Ca, Mg, Cu, Fe, Mn, Mo, Zn) en R1. El mismo complejo se repitió en la fase R5.1. En R3 se empeló 0,2 litros de boro.

La cosecha en el área se realizó el 11 de febrero. Si bien la sequía fue un factor determinante en la última zafra, la precipitación acumulada en el área que compitió fue 768 milímetros. Un dato a tener en cuenta es que el costo de producción por hectárea pasó de 510 dólares en la zafra 2017-2018 a 600 dólares en la campaña 2018-2019.

La experiencia, el conocimiento técnico, el uso de tecnologías, el trabajo en equipo, y el amor por la actividad fueron los factores mencionados como claves para el éxito en este campeonato. A todos estos detalles se puede sumar el clima favorable en la zona. Schilndwein además destacó especialmente el sistema de siembra directa, práctica que desarrolla y fomenta desde hace décadas. “Cuando uno tiene un suelo en buen estado parece que todo está bien. En esta área nunca se plantó soja sobre soja”.