El conflicto entre ambas potencias se extiende en el tiempo. El gigante asiático redireccionó las compras del grano en Brasil y Argentina. Pero busca un proveedor más cercano para el mediano plazo.
La guerra comercial entre China y Estados Unidos no parece tener señales de solución. Mientras tanto, el endurecimiento en la política de aranceles entre ambos países para los productos importados se mantiene, cada una de las partes busca aliados para transformarlos en proveedores.
Si bien el diferencial comercial abarca más de un millar de productos, se ha convertido en un problema de disputa. La necesidad de China de compensar las compras que se realizan en los Estados Unidos, tiene una oleaginosa ahora en un 25 por ciento, con otros destinos, productos en Brasil y en Rusia y dos proveedores confiables.
Con una producción de 117 millones de toneladas, Brasil exportará este año 68 millones de toneladas. En el caso de la soja argentina, donde se producirán 56 millones de toneladas, el saldo exportable del poroto será de 7,7 millones de toneladas.
Más allá de estos proveedores sudamericanos, las autoridades chinas pretenden desarrollar un abastecedor más cercano. Y pusieron los ojos en Rusia.
Días atrás, durante la última visita que el presidente chino Xi Jinping realizó a su par ruso, Vladimir Putin, con motivo del Foro Económico Mundial en San Petesburgo, ambos países avanzaron en un acuerdo de cooperación estratégica. Entre sus alcances, el convenio apunta a convertir a Rusia en proveedor de soja de China para el mediano plazo.
Para ello, las empresas estatales chinas comenzaran a estimular y promover la siembra de la oleaginosa en ese país.
Si bien el clima y la superficie apta para el cultivo no la convierten en un gran proveedor mundial, Rusia ha crecido en la última década como productor de soja. Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Usda), durante la última campaña la producción de soja fue de 3,9 millones de toneladas, con un volumen exportado de 700 mil toneladas.
“La idea es que Rusia se pueda convertir en un proveedor que pueda generarle a China un volumen de alrededor de 12 millones de toneladas por año”, advierten analistas que siguen de cerca el movimiento de China en Rusia.
Como parte de su política para afianzar el comercio en la región, China habilitará las plantas de molienda de harina de girasol que existen en Ucrania.
Según el analista internacional Jorge Casto, en una publicación en el diario Clarín, las posibilidades de que Rusia se transforme en un gran productor de soja dependen de la utilización de las tierras fértiles situadas en los espacios fronterizos con China, que tienen la misma latitud que el medio oeste norteamericano, y donde las empresas chinas han comenzado a invertir a gran escala.
El año pasado, Rusia ya le había mostrado sus fortalezas a Estados Unidos, cuando le quitó el liderazgo como exportador mundial de trigo con ventas al exterior que rondaron los 36 millones de toneladas.
Para este año, las cifras de importación de soja por parte de China ubicaban el volumen en 95 millones millones de toneladas. Sin embargo, el avance del foco de peste porcina africana, que amenaza con recortar en 150 millones de cabezas el stock porcino en ese país, va a reducir en forma considerable el consumo del grano.
Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, el gigante asiático va a importar este año 85 millones de toneladas.
Es debido a ello que la cotización internacional de la soja se redujo en alrededor de 10 por ciento en lo que va del año.
Este martes, el año pasado volvió a ajustar las expectativas sobre las exportaciones estadounidenses 2018/2019 a China. Ese dato hizo que las existencias finales crecieran de 27,09 a 29,13 millones de toneladas y que se mantuvieran en un 144,38 por ciento arriba de la campaña 2017/2018, último ciclo sin restricciones en el comercio con China, comparó la corredora de granos granar.
Fuente: AgroVoz
Fotos: Agromeat.