Se desarrolló la primera Jornada Internacional de Actualización Apícola, organizada de forma conjunta por la Unión Paraguaya de Apicultores (UPA) y la Universidad San Carlos (USC). La parte teórica se realizó el 30 agosto, en la sede que tiene la institución educativa en Villa Hayes, mientras que la fase práctica se llevó a cabo al día siguiente en el Apiario Don Carlos, situado en José Falcón. Participaron apicultores paraguayos, argentinos y brasileros.
El curso de actualización estuvo dirigido a experimentados productores apícolas, para buscar planteamientos que permitan mejorar la productividad en este rubro. Llevar a esta actividad a un nivel más empresarial, a través de una producción que permita satisfacer la demanda interna de miel, se encuentra actualmente entre los principales propósitos de la UPA.
La apicultura nacional tiene un enfoque familiar o granjero. Son muchos los productores que no cuentan con más de diez o quince colmenas. La UPA busca cambiar este modelo y llevar la actividad a una escala más empresarial, que primeramente pueda cumplir con la demanda local y posteriormente tenga la posibilidad de abrir las puertas de mercados internacionales. “Principalmente queremos enfocarnos en el mercado interno, donde estamos en falta”, expresó Nathalia Lloret, presidente del gremio.
Actualmente, en Paraguay se comercializan productos importados. Lloret señaló que es necesario incrementar la producción si se pretende cubrir programas como el de la merienda escolar o la demanda de miel parra usos medicinales.
Destacó el enorme potencial que tiene la apicultura en el país, ya que se reúnen todos los requisitos para desarrollar la actividad a una escala que genere un impacto destacable. Mencionó, por otra parte, que las nuevas generaciones manejan diferentes conceptos alimenticios. Los productos saludables y orgánicos tienen un sitio privilegiado para este tipo de consumidores, añadió.
Jornada de actualización
El encuentro se dividió en dos partes. Una teórica, en la sede de la USC. Y otra práctica, en el Apiario Don Carlos. Los participantes intercambiaron experiencias, tanto de los aspectos positivos como los negativos. La idea fue profundizar los conocimientos sobre este rubro, señaló Nathalia Lloret.
Fue el primer encuentro de carácter internacional organizado por el gremio y participaron apicultores de diversas zonas de Paraguay. “Tuvimos muy buena convocatoria, tanto en la fase teórica como la práctica. Realmente se alcanzó las expectativas que teníamos”, manifestó.
Muchos de los que acudieron a la jornada buscan diversificar sus productos dentro de la apicultura. El programa de charlas no solamente se orientó en la producción de miel, sino también abarcó temas como la apitoxina, el uso de propóleo en medicina, el aprovechamiento de la cera, entre otros. “Uno tiene muchas oportunidades con este rubro”, sostuvo.
Especialización en apicultura
Adriano Adames, apicultor brasilero y disertante en la jornada de actualización, afirmó que la apicultura puede transformar la vida a los pequeños productores. Sin embargo, señaló que es necesario el desarrollo de entrenamientos y especializar a la gente que se dedica a este rubro. Destacó especialmente las características que tiene el Chaco paraguayo, al que calificó como un gigante dormido para la producción de miel.
Entre las recomendaciones que dejó a los interesados en emprender dentro de este rubro, mencionó que lo ideal es iniciar con pocas colmenas, seguir un proceso de aprendizaje, y poner en prácticas los consejos técnicos hasta llegar a un nivel óptimo de especialización. “Es mucho mejor ser un profesional en apicultura con 10 colmenas, que ser un pésimo apicultor con 100 colmenas”.
Señaló que la base esencial para el manejo de colmenas es el cambio de reinas. Recomendó realizar esta operación, al menos dos veces por año. Si el productor no conoce la técnica para este procedimiento debe acudir a un apicultor, indicó. Mencionó también el cambio de las ceras estampadas como otra de las tareas a ejecutar. Destacó la calidad genética de las abejas que se encuentran en Paraguay, por lo que no es necesario incorporar material foráneo. “Todo lo que necesitan es conocimiento para manejarlas y convertir esta actividad en plata”.
Un negocio rentable
Carlos Garcete inició su proyecto apícola con cincuenta colmenas en el 2006, en un terreno arrendado. Como esta cantidad no lograba cubrir el costo de alquiler de la superficie, también se inició en la producción de gallinas ponedoras. “Llegué a tener 5.000 gallinas ponedoras”, recuerda el propietario del Apiario Don Carlos, que ante su cargada agenda de compromisos tuvo que postergar sus estudios universitarios durante dos años.
A la postre, se encontró con la determinante necesidad de reducir la cantidad de compromisos en los que estaba involucrado. Era continuar con su emprendimiento productivo diversificado o retomar la facultad y terminar la carrera de veterinaria. Decidió, entonces, abandonar la producción de huevos y avanzar con la apicultura. “Las abejas no necesitaban tanto cuidado, como sí lo requieren los animales que dependen de una alimentación diaria. Ellas son autosuficientes”.
Tras graduarse y obtener el título de veterinario, Garcete comenzó a enfocarse netamente al mundo de las abejas. Actualmente se dedica tanto a la producción de miel, como a la distribución de todos los insumos empleados en la apicultura. También provee material vivo, para que otros interesados se inicien en la actividad.
Hoy día ya dispone una finca propia, de seis hectáreas, en la que se dedica únicamente a la producción apícola. Llegó a tener caballos y vacas lecheras en el establecimiento, que perfectamente compartían el área con las abejas. Incluso pastaban cerca de las colmenas y nunca hubo inconvenientes, recuerda. “Para avocarme de lleno a la producción apícola decidí vender los animales, y quedarme trabajando solamente con las abejas”.
En el establecimiento, que se encuentra en José Falcón, Garcete desarrolla la producción de material vivo, principalmente. Entre la producción y comercialización de colmenas, en el lugar mantiene entre 80 y 100 cajas de forma permanente. Por otra parte, de este apiario realiza la selección que posteriormente utiliza para la obtención de miel. Entre 2.000 y 3.500 kilogramos por año extrae solamente de esta finca.
Garcete además tiene cajas netamente orientadas a la producción de miel en varios puntos del Chaco paraguayo. Actualmente dispone entre 180 a 210 colmenas, las que le generan de 8.000 a 9.000 kilogramos por año. Su producción se comercializa en distintos centros comerciales, bajo la marca Miel Don Carlos.
La apicultura es una actividad bastante rentable y el retorno es muy rápido, afirma Garcete, que desde hace varios años se dedica única y exclusivamente a este rubro. La inversión para iniciarse es baja. Alrededor de 700.000 guaraníes es el costo por caja, con la se puede llegar a producir de 30 a 35 kilogramos de miel.
Septiembre y octubre son los meses ideales para comenzar esta actividad. De esta forma, la primera cosecha ya se podría tener entre noviembre y diciembre, y en algunos casos se puede obtener hasta dos extracciones. “Ahí ya se tiene 40 kilogramos de miel, más o menos, lo que ya paga el 100% de la inversión inicial”.
El mercado para la miel de abejas es muy amplio, además de ser un producto muy bien valorado en Paraguay. Esta situación se debe aprovechar, sostiene Garcete. “Hay mucha miel que se derrama en el monte por falta de colmenas”.
Recomendaciones
Como cualquier otra actividad, la planificación es fundamental para obtener rentabilidad en la apicultura. Este fue uno de los pilares fomentados durante la doble jornada de actualización. Al igual que otros emprendimientos productivos, las abejas requieren sanitación, y alimentación en épocas de escases. “Las abejas producen miel para ellas, en cantidades que no pueden consumir totalmente. Y nosotros aprovechamos el excedente. Eso es apicultura”.
Es necesario proveer la cantidad suficiente de alimentos para que las abejas puedan desarrollar plenamente su vida. En periodo de escases, el apicultor tiene que recompensar con alternativas. Durante el invierno se incorpora un jarabe de azúcar acompañado de un multivitamínico. De esta forma, las colmenas se mantienen sanas, y en época de floración se encuentran óptimas para empezar a producir. “Que se alimenten con azúcar en invierno no interfiere con la futura miel que vamos a sacar. La miel se coloca en un compartimento que no tiene contacto con esa alimentación. La miel es 100% genuina de floración”, aclara Garcete.
Las abejas también pueden ser el blanco de ciertas plagas, por lo que requieren un cuidado sanitario. Una de estas es un género de los ácaros. Este ectoparásito se aloja en ellas, consume la hemolinfa de las mismas, lo que termina por perjudicar a la colmena. Diferentes tipos de tratamientos se pueden emplear para controlar estos organismos. Entre ellos se encuentra el ácido oxálico, que es un producto orgánico que no deja residuo en la miel.
Durante el invierno, además de proveer una alternativa alimenticia, se recomienda proteger las colmenas del frío con una bolsa que se coloca en las cajas. De esta forma se mantiene la temperatura interna. “La colmena es como una incubadora. Constantemente hay cría, desarrollo y nacimiento. Por eso es necesario mantener la temperatura”.
Las condiciones que ofrece el país para la producción de miel son óptimas, afirma. El desafió es formar a las personas que estén interesadas en emprender en el rubro, es decir, tecnificar a los productores apícolas para desarrollar la actividad.